Introducción
Dentro de la parte introductoria de este trabajo podemos ver de las tantas actividades que se tienen que analizar en el mundo situaciones que se están dando al nivel mundial como lo quiere analizar el trabajo como los movimientos separatistas en su unión soviética, la india, Sri Lanka y por ejemplo la marginación de los grupos indígenas de Latinoamérica frente a las trasnacionales petroleras lo podríamos tener en nuestro propio país, con lo de la ampliación del canal, nosotros podemos analizar cómo le está afectando a nuestros indígenas, tanto en sus costumbres en sus religiones, con todos estos auges de la globalización, porque el canal de Panamá precisamente se ha ampliado dándole una respuesta a la globalización, como respuesta a todo lo que el mundo está pasando los grandes buques que se han hecho que ya no caben en nuestro canal, entonces tenemos que acondicionar para que todas esta trasnacionales puedan mandar sus grandes buques hacia acá, esto no es solamente la parte de ingeniería que es la parte que el pueblo panameño ve, esto también tiene un trasfondo que es el movimiento de todos nuestros indígenas que actúan, que viven, a las orillas y las zonas marginales del canal de Panamá; ahora miremos este ensayo no tiene como objetivo mirar que es lo que les va a pasar a ellos en la parte social y económica, sino que los está afectando a ellos cuando esa parte social y económica se trata, como afecta la espiritualidad y la religiosidad natural de los indígenas.
Introduciéndonos en el tema cuando dividimos en dos partes en primer lugar que presenta los lazos de la globalización y en segundo lugar hablando sobre el tema madurez cristiana destacando los aspectos fundamentales de esta.
Como la religión cristiana a través de la globalización, este no es un término no es algo nuevo para la religión cristiana, ya es un término que ha existido toda la vida, porque el cristianismo se valió de la globalización para poder expandirse.
- El cristiano ante la globalización
Ciertamente, estamos ante un gran cambio que suscita problemas de inteligibilidad, porque muchas veces no sabemos situarnos y no entendemos qué está pasando al carecer de las herramientas interpretativas idóneas; no lo entendemos e incluso desistimos del intento: La sociedad emergente viene sin manual de instrucciones. Y, por supuesto, la Iglesia no queda al margen de la crisis.
Gracias a Dios, es un poco más sencillo darse cuenta de que, como mínimo y de entrada, necesitamos comprender el momento que vivimos, sin dar por sentado que lo conocemos, porque a poco que nos detengamos a examinar la propia experiencia y la realidad que nos rodea, nos haremos cargo de lo ignorantes que somos respecto de nosotros mismos y de lo pobre de nuestra percepción del mundo y la sociedad.
Pues, bien, los procesos de un mundo en cambio vertiginoso se nombran como globalización o mundialización. Ambos vocablos han pasado a ser de uso común no sólo en los ambientes académicos sino en los medios de comunicación y en el vocabulario de cualquier persona bien informada. En cierto sentido, la globalización ha adquirido carácter de talismán con propiedades para explicarlo casi todo, probablemente más de lo debido.
Y la globalización es pluridimensional, pues aunque ha tenido éxito especial en el terreno económico y financiero, sólo comenzamos a entender su dinámica cuando nos hacemos conscientes de estar ante un proceso plural, tanto en sus factores y dimensiones, como en los ritmos y rumbos diferentes que tiene en cada país y zona del único y solo mundo. Pero reconocer la pluridimensionalidad de la globalización no debe ser óbice para afirmar que la revolución en las comunicaciones es su presupuesto y condición posibilitan, y de ahí su carácter irreversible.
De hecho, las nuevas tecnologías de la comunicación y la información constituyen el soporte sobre el cual se pueden desarrollar los procesos globalizadores. Y, dentro de las Tecnologías de la comunicación y la información, es obvio que Internet juega un papel estelar y representa, como pocas cosas, la ambivalencia de las transformaciones.
Evidentemente hay diferentes perspectivas para ver y situarse hoy ante el conjunto de procesos encuadrados bajo el rótulo de globalización. Bajo la dirección de D. Held se ha hecho un excelente trabajo de análisis de los muchos estudios sobre la globalización para llegar a una clasificación de las tres tendencias fundamentales: los hiperglobalistas, los escépticos y los transformacionalistas.
La Doctrina Social de la Iglesia tiene esta perspectiva transformacionalista, es decir, crítica: reconoce la ambivalencia y busca su valencia humana, solidaria y justa: JUAN PABLO II: “Desde el punto de vista ético, puede tener una valoración positiva o negativa. En realidad, hay una globalización económica que trae consigo ciertas consecuencias positivas, como el fomento de la eficiencia y el incremento de la producción, y que, con el desarrollo de las relaciones entre los diversos países en lo económico, puede fortalecer el proceso de unidad de los pueblos y realizar mejor el servicio a la familia humana. Sin embargo, si la globalización se rige por las meras leyes del mercado aplicadas según las conveniencias de los poderosos, lleva a consecuencias negativas. Tales son, por ejemplo, la atribución de un valor absoluto a la economía, el desempleo, la disminución y el deterioro de ciertos servicios públicos, la destrucción del ambiente y de la naturaleza, el aumento de las diferencias entre ricos y pobres, y la competencia injusta que coloca a las naciones pobres en una situación de inferioridad cada vez más acentuada. La Iglesia, aunque reconoce los valores positivos que la globalización comporta, mira con inquietud los aspectos negativos derivados de ella”
En tal sentido, pienso que está fuera de razonable duda que la globalización es un hecho y no una simple ensoñación, y que, aun cuando ha habido otros grandes momentos de globalización como fueron el final del siglo XV y el final del XIX, el actual tiene componentes totalmente novedosos que la hacen particularmente intensa y potente. Que sea irreversible forma parte de la opinión común, incluso entre los denominados movimientos anti-globalización, pocos hay que se opongan frontal y radicalmente a ella o que consideren viable un escenario mundial en el que se pueda prescindir de los vectores que señalan en la dirección del único mundo. Es un hecho que no cabe poner al margen de la ética. También la crisis que nos golpea es económico financiera, pero en su fondo es una crisis moral, y por ello creo que, cuando tratamos sobre el cristiano ante la globalización, se impone hacer el esfuerzo de la ética.
ESTOY MADURO EN MI FE CRISTIANA CUANDO MADURO HUMANAMENTE Y CUANDO LOGRO AMAR AL OTRO TAL COMO ES.
Al escribir este ensayo me sostengo en lo poco que a través de mi vida queriendo ser cristiana he podido aprender y sigo queriendo encontrar la verdad que Cristo quiso colocar en nosotros cuando llego a esta tierra, el amor al prójimo porque sé que cuando logre amar a mi prójimo podre decir que estoy madura cristianamente y de hecho también madura humanamente.
Miro de manera sencilla como Cristo vivió su vida de ser humano y de hijo de Dios con una misión, amarnos hasta dar su vida por nosotros llego a la muerte de Cruz por amor a nosotros.
Lo primero que hizo fue pasar desapercibido aprendiendo las costumbres de su pueblo creciendo en obediencia madurando humanamente porque debía madurar como hombre para lograr la madurez de ser Cristo.
Cosa que aun no logro yo por eso diré que estoy en mi proceso de maduración aun, porque realmente creo que debo vivir muchos años para lograr esto madurar como ser humano y luego logar mi madurez Cristiana.
El termino de madurez es complejo lo voy analizar en el plano humano y en el plano espiritual para llegar a una madurez cristiana.
Solo lograre amar a Dios cuando ame a mi prójimo y en ese momento habré madurado en mi FE y podre decir que he alcanzado mi madurez cristiana, que es un estado no permanente porque debo trabajarlo todo el resto de mi vida.
LO QUE ME AYUDARA A MADURAR
Tratar de hacer lo que Cristo
Cristo es el hijo de Dios...
- Dios realmente no le importa la raza o clase social a la cual uno pertenece, cuán famoso o desconocido eres, cuántos pecados has cometido, etc. Si Él ve en tu corazón un reconocimiento de tu necesidad, de Su perdón y una disposición a confiar en Cristo de que Él proveerá su perdón, él inmediatamente te hace su hijo para siempre (Romanos 10:9-10). Esto es lo que Dios mira cuando decide a quién hará grande en su reino.
Esto es lo que debiera de hacer como cristiana, ver en el otro la necesidad de perdón de ser aceptado como es y así lograr amarlo.
- Copiar y estudiar la vida de algunos líderes religiosos que lograron madurar cristianamente amándonos hasta morir y en el servicio como lo hizo nuestro Papa Juan Pablo II : Estando al servicio de la iglesia hasta que su cuerpo no pudo más . Un hombre que desde niño tuvo que madurar por la situación específica de su vida . Maduro y creció en la fe por lo tanto cristianamente también lo pudo hacer.
- Sigamos con el Ejemplo de la madre Teresa De Calcuta. Su vida se baso es ayudar a "los más pobres de los pobres", es la parte menor de su legado; la generosidad que tenia la entrega hacia los demás la mayor fue erigirse en un ejemplo inspirador reciente, en la prueba palpable y viva de cómo la generosidad, la abnegación y la entrega a los demás también tienen sentido en tiempos modernos. Como pudo ver esta mujer belleza en lo que los hombres despreciamos.
QUE ES LA MADUREZ HUMANA
La madurez humana consiste en la coherencia entre lo que se es y lo que se profesa, y que tiene su expresión externa más convincente en la fidelidad y responsabilidad en el cumplimiento de los compromisos y deberes contraídos con Dios, con la Iglesia y con los hombres. Para ello es necesario hacer un esfuerzo constante para lograr la capacidad de tomar prudentes decisiones y opciones definitivas, la estabilidad de espíritu, la integración serena de las fuerzas emotivas y de los sentimientos bajo el dominio de la razón y de la voluntad, de la fe y de la caridad, la actitud de apertura y donación constante a los demás, sin excepción de personas, y la rectitud en el modo de juzgar sobre las personas y sobre los acontecimientos de la vida.
La madurez no es una cualidad única, sino una virtud formada por muchos y variados aspectos. Es una gama de actitudes ante la vida.
El Vaticano II describe así estas cualidades:
Todos conocemos hombres y mujeres que tienen el deseo de vivir de acuerdo con lo que creen, de practicar las virtudes, de conseguir sus metas e inexplicablemente no lo logran a pesar de tener el deseo profundo de lograrlo. Lo que sucede es que falta la formación y madurez humana, faltan los cimientos sobre los cuales poder construir el gran edificio de la santidad y del logro de ser fiel a esa opción fundamental que se ha hecho.
Es un hecho que la gracia de Dios es lo que más perfecciona al hombre, pero la gracia no tiene sentido sin el hombre. Necesita un hombre maduro como tierra fecunda para que crezca la semilla. Sin esta base, todo se queda en buenos deseos y buena voluntad, pero nada más. ¡Cuántas personas conocemos que han llegado a fracasos morales, económicos, familiares, sabiendo buen lo que querían y debían hacer, pero sin haber puesto los medios necesarios para realizarlo! Todo esto se debe en gran parte a la falta de madurez humana.
Además de ser el cementerio de buenos proyectos, la falta de madurez es causa de inestabilidad y frustración en la vida, pues una persona que vive según las pasiones, según las impresiones del momento, no puede hacer una opción en la vida sin dejar de replanteársela, ponerla en duda, traicionarla, muchas veces, perdiendo así tiempo y energías en una serie de obras emprendidas y nunca os valora más el interior que el exterior, también debiéramos nosotros.
Nótese que no dice que debemos amarnos a nosotros mismos antes que podamos amar a los demás. Muchos, interpretando mal, han cambiado este mandato en una orden para amarnos a nosotros mismos. Pero asume que nos amamos a nosotros mismos y nos llama a amar a otros de la misma manera como nos amamos a nosotros mismos.
Cuando logramos amar a los demás podre señalar que estamos maduros en la fe
¿Cómo nos amamos a nosotros mismos? No necesariamente con un entusiasmo emocional o con una constante satisfacción, pero siempre sinceramente buscando nuestro bien y el bienestar como nosotros entendemos estos términos. Podemos estar lejos de cómo definimos este bien, podemos escoger caminos imperfectos para lograr este bien, pero siempre nos relacionamos con nosotros mismos dentro de esta intención.
La belleza de este mandamiento es que cubre muchas Cuando corrijo a mis hermanos menores, ¿es realmente para enseñarles algo que ellos necesitan saber, o es sólo para controlar sus conductas debido a que me están molestando?
Cuando dialogo con mis padres con respecto a un tema en el cual no concordamos, ¿me comunico con respeto al realmente escuchar y tratar de entender su punto de vista, o sólo debato o amenazo emocionalmente para salir con la mía?
¿Les doy a otras personas libremente, o bajo condiciones? ¿Ayudo a las personas a desarrollar sus talentos/habilidades para que puedan cumplir con su propio llamado y potencial, o solamente para que puedan ayudarme a mí en mi propio llamado?
¿Estoy dispuesto a levantar la voz a favor de alguien que está siendo tratado injustamente, o me quedo tranquilo para salvarme de posibles ataque
MADUREZ RELIGIOSA
Madurez
religiosa (el encuentro con Dios)
Hay un cumulo de circunstancias como sentirse
portador de vida, ser padres observar lo bello de la vida son las que abren la
búsqueda del encuentro con Dios, cuando hablamos de cosas positivas.
Cuando
perdemos seres queridos, nos encontramos ante situaciones de accidentes
perdidas de vida situaciones dolorosas también nos llevan al encuentro con Diospero
no todas ellas, ni la forma de vivir cada una, son igualmente maduradoras. Es
relativamente frecuente que proyectemos sobre Dios, como hacemos en el resto de
nuestras relaciones humanas, nuestras ansias de seguridad, nuestros miedos,
nuestras frustraciones, nuestras ilusiones.
Podemos
decir que un rasgos de madurez religiosa
es la actitud de apertura ante lo que de idolátrico pueda existir en nuestra
relación con Dios; una vivencia de confianza y de docilidad ante Dios y su
voluntad, que tienen como fruto una paz y seguridad profunda y una actitud de
libertad y de riesgo ante todo lo que nos rodea. «No temas», «Nada te turbe».
Como lo decía Santa Teresita.
A
mi corta edad siento que estoy trabajando en mi
madurez religiosa y siento que va en el mismo grado que mi edad
cronológica que las mismas dudas que siento en mi vida las ciento con respecto
al mi religión que por supuesto esta cimentada en la vida de un hogar cristiano
donde desde el vientre de mi madre vengo escuchando la palabra.
El concepto de madurez religiosa constituye solo
un punto ideal de referencia para las conductas religiosas y no una definición
estática o punto de llegada identificable o el logro de la edad adulta.
No se puede fijar con generalidad un momento
cronológico o estado concreto en que se alcance la madurez. No coincide con una
edad concreta ni con una conducta determinada; a pesar que en este momento
siento equilibrio entre mi edad cronológica y mi religiosidad , podría decir
que cuando exista una verdadera armonía
en mi interior y proyecta sobre los demás esto . Hasta entonces tendre un grado
de madurez religiosa.
La conducta religiosa aparece como un esfuerzo
para dar significado a la propia existencia, como una de las soluciones
posibles a los interrogantes que se le presenta al hombre en las diversas
etapas de la vida.
CONCEPTO
DE MADUREZ
La madurez es un concepto de la psicología que a su
vez lo ha tomado de las ciencias de la Naturaleza; partiendo de esta base caben
tres acepciones del concepto:
- el sentido de coherencia entre lo que se cree y lo
que se practica, entre las capacidades poseídas y los frutos dados.
- el sentido evolutivo: es el grado de desarrollo
posible por un individuo que crece progresivamente hacia un ideal. Se es maduro
no por haber llegado hasta el término del camino sino por haber recorrido el
espacio justo que se requería hasta el momento presente.
MADUREZ RELIGIOSA NOS LLEVA AL ENCUENTRO CON DIOS
Un
cúmulo de experiencias humanas como la toma de conciencia de la propia finitud,
el encuentro intersubjetivo del amor humano, el sentirse portador de vida y la
alegría de la paternidad, la experiencia de dolor y frustración, la indignación
y rebeldía ante la injusticia, la capacidad de extasiarse ante lo bello y
hermoso de la vida son, probablemente, las que, de una forma u otra, nos abren
a la búsqueda del sentido último de nuestras vidas y al encuentro con Dios;
pero no todas ellas, ni la forma de vivir cada una, son igualmente maduradoras.
Es
relativamente frecuente que proyectemos sobre Dios, como hacemos en el resto de
nuestras relaciones humanas, nuestras ansias de seguridad, nuestros miedos,
nuestras frustraciones, nuestras ilusiones. Todo ello aboca a un proceso
crítico de nuestra misma imagen de Dios, de purificación de los ídolos que
diariamente nos creamos, o del proceso de idolatrización al que sometemos a
Dios. Uno de los principales rasgos de madurez religiosa es la actitud de
apertura ante el Misterio, de sana sospecha ante lo que de idolátrico pueda
existir en nuestra relación con Dios; una vivencia de confianza y de docilidad
ante Dios y su voluntad, que tienen como fruto una paz y seguridad profunda y
una actitud de libertad y de riesgo ante todo lo que nos rodea. «No temas»,
«Nada te turbe».
CONCLUSION
La madurez, así, es comprendida como el equilibrio alcanzado en cada momento de MI VIDA.
La Cristiandad hace aportaciones a la madurez humana una no puede ir sin la otra por lo tanto maduramos a la par en lo humano ; en lo cristiano siempre y cuando el ambiente que nos rodea sea un ambiente de religiosidad natural.Donde hay un cristiano maduro, hay un hombre auténtico. La autenticidad de vida es el fruto de un cristiano convencido y maduro.
Si logro despertar conciencia en tener una misión, una tarea, un papel que realizar en la
construcción del mundo, en el anuncio de una buena noticia, podre decir que
estoy trabajando en madurar mi religiosidad.
Mi vida practica deberá mostrar consecuencias
no solo en el orden teórico sino en mi
diario vivir.
Concluyo que morimos los rece humanos y estaremos
trabajando en la madurez religiosa porque no hay un fin de la religión es existen. En cualquier caso,
el mensaje cristiano hace aportaciones a la madurez humana, y los datos de la
psicología sobre madurez humana permiten descubrir algunos rasgos de
insuficiencia en la forma de vivir la fe.
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